La antigua fábrica de gas "La catalana" de arquitectura modernista, ya hace varios años que se reconvertió en una cancha de baloncesto. Un espacio idílico en frente del mar, que cada día recibe a infinidad de ballers tanto de la ciudad como visitantes. Este equipamiento se ha convertido en un lugar de culto para los amantes del streetball, un icono del que nos sentimos tremendamente orgullosos.